El diagnóstico preciso de un trastorno convulsivo es fundamental para prescribir el tratamiento adecuado, y mantener un estilo de vida saludable y productivo. Si incorrectamente diagnosticado, las convulsiones pueden persistir. La mejor manera de diagnosticar la epilepsia es a través de observación y documentación de síntomas, combinado con un minucioso examen médico, incluyendo historia médica personal y familiar, y pruebas neurológicas.

Observación y documentación cuidadosa de síntomas:

Es probable que su médico nunca lo vea tener una convulsión en persona; aunque hoy en día con accesorios electrónicos alguien puede grabar el momento. Una descripción exacta de lo que sucede durante la convulsión es importante. Puede ayudar al médico a decidir opciones de tratamiento.

La lista siguiente puede ayudarle a ser preciso en su descripción:

  1. Describir, en detalle, y en orden cronológico lo que observe.
  2. Note la duración del evento, siempre que sea posible.
  3. Se debe mantener un diario de las convulsiones con fechas, hora del día, factores precipitantes y descripciones de las convulsiones. Este puede incluir lo siguiente:
    1. ¿Hubo un grito y/u otros sonidos?
    2. ¿Fue un episodio con mirada fija en cual la persona no respondía o parecía estar soñando despierto o preocupado?
    3. ¿Tuvo espasmos o tembleque en cualquier parte del cuerpo?
    4. ¿Perdió control del intestino o de la vejiga?
    5. ¿Pareció estar inconsciente?
    6. ¿Observó chasquido de labios, si tarareaba, se tocaba la ropa, parpadeaba rápidamente, o deambulaba confundido?
    7. ¿Después de la convulsión, estaba confundido, mareado o tenía sueño?
    8. ¿Se acuerda si hubo un olor desagradable, sensación de hormigueo, se sintió con miedo, etc.?
Un examen minucioso, incluyendo historia médica personal y familiar:

Su historia médica es muy importante, así como la historia familiar. Es buena idea consultar con familiares mayores y verificar antecedentes familiares de convulsiones, ya que esta información puede haber sido ocultada.

Prueba neurológica adecuada:

Se utilizan una variedad de métodos para diagnosticar la epilepsia, desde pruebas de laboratorio hasta técnicas de imagen.

  • Un EEG (electroencefalograma) registra la actividad eléctrica y los patrones  del cerebro.
  • IRM (imágenes por resonancia magnética) toma imágenes del cerebro que pueden revelar tumores, cicatrices y cambios estructurales.
  • Aveces es adecuado monitorizar a pacientes hospitalizados por video/EEG en un centro comprensivo para epilepsia.

Tener una convulsión o un evento parecido no significa necesariamente que una persona tiene epilepsia. Condiciones que han sido mal diagnosticadas como epilepsia incluyen:

  • Convulsión febril, común en niños y causada por fiebre
  • Espasmos de sollozo
  • Convulsiones Isquémicas Transitorias (CIT), breves interrupciones del flujo sanguíneo al cerebro
  • Trastornos psiquiátricos: ataques de pánico, convulsiones psicógenas
  • Síncope
  • Tics